Cuando en Premoney hemos hablado de construir una startup, solemos hablar de muchos costes: costes de personal, coste de capital, coste de adquisición o coste de oportunidad, entre muchos otros.
Pero nunca hablamos del coste más grande; el coste emocional.
Imagina si pudiéramos poner un número a cuánto "capital emocional" tenemos en el banco. La cantidad de resistencia, la cantidad de positividad, la cantidad de energía que nos queda. Quién decide montar una startup o una empresa, muchas veces en las etapas iniciales, no solo no se queda sin "dinero" (capital financiero), sino que también se queda sin capital emocional.
Agotar el capital emocional no es algo de lo que en este ecosistema se hable mucho y creo que es un problema. ¿Por qué? Porqué se debe a que el coste de capital en este caso es tu bienestar y tus relaciones. Como founders, todos hemos llegado más o menos a la conclusión de que si trabajamos duro y hacemos muchos sacrificios, un día podremos perseguir nuestras verdaderas pasiones.
Estamos dispuestos/as a intercambiar un presente que duele por un futuro que gusta.
Pero cuidado, en general, necesitas un espacio donde hablar no solo sobre los costes emocionales que estás pagando, sino sobre lo que estás haciendo para controlar esos costes.
En una vida anterior (o trabajo), estoy convencido que tenías relaciones con tus amigos, disfrutabas de su compañía y seguro que te ibas los jueves de afterwork… Pero, después de constituir una startup....¿Sigues haciendo lo mismo? ¿Seguro…? Emprender es una experiencia solitaria (sí, aunque tengas cofounder, eso solo lo hace más llevadero😁), como ser la persona nueva en la oficina, pero sin que nadie se acerque a saludarte, complicado, ¿verdad?. No tienes amistades en tu día a día, sino trabajadores, eres quién lidera el equipo, así que no tienes tiempo para quejarte sobre la gestión...lógico, no te vas a bombardear a tí mismo. La soledad puede ser aún más heavy si eres un “solo founder” o si no tienes equipo. Ya que te enfrentas en soledad a los problemas.
Tu vida personal no siempre te calma o te trae paz. Tu pareja (o no si no la tienes), y tu familia, la mayoría de las veces no entienden por lo que estás pasando. Te enfrentas a un tipo único de soledad que incluso puede afectar a tus relaciones personales; hablo por experiencia, emprender me costó más de una relación personal.
Aunque la soledad puede parecer inherente a tu rol de founder, no estás completamente solo.
Algo que en su momento me recomendaron y no hice fue hablar con otra gente, ya que pueden ser tu "salvavidas". Compartirás los mismos problemas (te lo aseguro) y encontrar alguien que habla el mismo idioma, no te los solucionará pero te dará alternativas.
La comunidad de founders puede ser un recurso tremendo para superar los desafíos emocionales de liderar tu startup.
Verdad que cuando lanzaste tu MVP, ¿fue un chute de energía? Igual que cuándo empiezas a correr una maratón. Lleno de energía y con unas ganas locas de empezar y celebrando todo, absolutamente todo.
“¡Ya tenemos nuestro primer lead!”
Los primeros logros llegan siempre de forma bastante rápida y emocionan mucho, aún recuerdo cuándo hicimos el primer envío de manera digital, que subidón, aún no me lo creía. Pero de la noche a la mañana se acaban las tareas fáciles y te das cuenta de que no todo será bonito. Lo que antes era un éxito, ahora es un tiempo de espera para conseguir más hitos. Y por desgracia empiezas a dudar si volverás a celebrar algo.
Conseguir el primer cliente fue una alegría, pero el décimo se hizo esperar. ¿Y el número 100 cuándo llegará?
Y, correcto. Nadie te dijo nada sobre lo lento que es este proceso.
Pensabas que una startup era sinónimo de velocidad (y lo son), pero nadie te explicó que rápido no significa automáticamente crecimiento ni beneficio. Es simplemente una forma elegante de decir trabajo infinito 😅.
La clave para aliviar esta presión es ajustar tus expectativas.
Construir una empresa normalmente son diez años, no diez meses. Aunque esta espera puede ser desagradable, la única manera de mantenerte con cordura es recordarte que estás en una maratón, no en un sprint.
El desafío con la visión a largo plazo es que, aunque puedas tener la resistencia física para aguantar, es posible que no cuentes con la resistencia financiera para soportarlo.
Es en ese momento donde la magia inicial y los campos llenos de amapolas terminan y te encuentras a las 2 de la mañana con dos pestañas abiertas en tu chrome (si, utilizo windows). Una te muestra tu cuenta corriente que baja en picado hacia no se sabe dónde, bueno sí, hacia 0; y la otra, con el plan financiero de tu startup, que tiene una pendiente aún mayor.
Este coste emocional se vuelve más duro cuando parece que nadie más se enfrenta a este problema, ¿verdad? Todos parecen tener una startup de éxito, no tienen problemas, ganan dinero y publican stories en Instagram de vacaciones.
Lo siento, no me lo creo.
Debes ver tu startup como un curro mal pagado que tenías durante la ESO o la Uni.
Un medio para un fin.
El objetivo es que tu startup te sostenga financieramente, pero el medio actual consiste en hacer lo que sea necesario para mantener las luces encendidas y que continúe el show, hasta que llegue ese momento. Esto implica que vivas contando cada euro.
Si los costes anteriores no te han parecido suficientes, el que a menudo agota tu "banco emocional" es el coste en tus relaciones personales.
No existe una persona que haya fundado una startup y que haya dicho: “Estoy trabajando 80 horas a la semana, rebentándome los ahorros de la uni de mis futuros hijos, ¡y mi relación de pareja está mejor que nunca!”
Así como existe un saldo en tu banco emocional, también lo hay en el banco de tus relaciones.
Para mí, es fundamental que aceptes que no podrás mantener todas tus relaciones al mismo nivel que antes. Es necesario elegir tus batallas; a veces eso implica consolidar amistades o, al menos, reconocer cuánto puedes invertir en ellas.
Todos estos costes acumulados revelan el verdadero coste que un founder incurre para mantener su startup. Cuando te encuentras con un amigo o amiga que está en su tercer año al mando de su startup, no estás viendo a alguien que ha gastado dinero, sino a alguien que ha gastado capital emocional. Y es aquí donde nosotros, como parte de la comunidad de startups, necesitamos dedicar más tiempo a hablar abiertamente sobre estos desafíos. Necesitamos definir expectativas realistas sobre el tiempo que se necesita para construir una startup y la cantidad de recursos personales necesarios para mantenerla a flote.
La pregunta no debería ser “¿tienes ahorros para 3 meses?” probablemente sea más algo como "¿cómo planeas cubrir tus gastos durante los próximos 3 años?”
Estas conversaciones y preguntas no se detienen aquí, pero si pudiéramos empezar a discutir estos temas de manera más abierta, sería un paso significativo para aliviar el coste emocional asociado con la creación de una startup.